Hola.
Os comparto mi granito de arena para crear un decálogo de valores, acciones y hábitos de empleados públicos comprometidos con el gobierno abierto.
He revisado un gran número de propuestas realizadas por mis compañeros del curso de Fundamentos de Gobierno Abierto del INAP, y finalmente he elegido 6 de ellas para darles mi voto; aunque podrían quedarse en 3 si las agrupamos.
Mi primer voto ha ido para “Ponerme en el lugar del otro” cuando actúe como funcionario al otro lado de la ventanilla o del teléfono. Creo que esa empatía es clave para que el ciudadano perciba que se le está prestando un buen servicio. Hay que reconocer que no es fácil puesto que la atención al público es uno de los retos más difíciles para una labor diaria. Ser capaz de no llevar tu mal humor o lo que te ocurre fuera del trabajo a la atención al ciudadano está al alcance de muy pocos. Cursos de formación para los funcionarios que atienden al público vendrían bien para afrontar ese reto.
He reaccionado con apoyo a algunos compañeros que comentaban que aparte de profesionales de lo público somos ciudadanos y que lo que gusta para nosotros querámoslo también para los demás. También me ha parecido muy acertado el comentario de considerar las carencias o limitaciones de la persona a la que estamos prestando servicio, especialmente si es mayor.
Mi segundo voto ha ido al Canal de denuncias para poner informar de irregularidades cometidas. A pesar del voto considero que puede ser una iniciativa controvertida y dificultosa puesto que por un lado debe permitir el anonimato pero a la vez evitar un uso abusivo realizando denuncias falsas con el consiguiente desperdicio de fondos públicos para investigarlas.
Mi tercer voto ha ido para Mejorar la publicidad de los procesos de participación ciudadana. Este punto se ha tratado varias veces en el material del curso: El ciudadano ha hecho una propuesta, muy bien, pero luego no sabe por qué ha sido descartada, de forma que ese ciudadano se pensará mucho si volver a participar en el futuro.
Y mi cuarto voto ha ido para tres propuestas relacionadas con el lenguaje sencillo que podrían unificarse: “CLARO, CONCISO Y CERCANO”, “LENGUAJE ACCESIBLE” y “Lenguaje sencillo y claro”. Es con la que más me identifico. Tal como he reflejado en los comentarios de alguna de ellas, yo mismo me he sentido incapaz de entender alguna notificación o carta recibida de mi ayuntamiento o de algún organismo público, y me ha costado releerla varias veces o llamar a atención al cliente (si lo hay) pidiendo aclaraciones, a pesar de que trabajo en ello y estoy acostumbrado a este tipo de lenguaje. Los que trabajan en estos centros de atención al ciudadano comentan la cantidad de veces que reciben quejas de “… y no lo entiendo muy bien”. Si se escribiese en un lenguaje sencillo y claro, se ahorraría tiempo por todos lados: del que lo escribe, del que lo lee, del que no tendría que llamar y del que no tendría tiene que explicarlo.
¡Gracias!
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